Pensamientos...
En un segundo, todo se paró.
Perturbado e inquieto fui hundiéndome en la oscuridad hasta dejar de oír el mundo.
¡Luche!, luche con todas mis fuerzas para alcanzar la luz pero, como arenas movedizas, me iba sumergiendo, cada vez mas, a medida que desesperadamente lo intentaba.
Poco después me rendí, y me precipite hasta el fondo, derrotado pero tranquilo, creo que llegue a aceptarlo.
Cuando abrí los ojos, todo había cambiado. La luz del día ya no tenia el brillo de entonces y apenas sentía el calor por la presencia del sol. El viento no acariciaba mi cara como antes y el olor de la tierra mojada ya no me producía la tranquilidad de tiempos pasados.
Todo se había vuelto de un aspecto liquido-cristalino, pero con una claridad perfecta que me dejaba ver mas allá de donde antes veía.
Comencé entonces a ver cosas que habían pasado desapercibidas para mi hasta aquel día, pequeños detalles que, por la velocidad a la que va el tren de la vida, apenas me había parado a observar antes.
Valores internos de los que desconocía de su existencia, que me producían una inquietud euforica, excesivamente incomoda y algo peligrosa.
El día que desperté, algo cambió....
Perturbado e inquieto fui hundiéndome en la oscuridad hasta dejar de oír el mundo.
¡Luche!, luche con todas mis fuerzas para alcanzar la luz pero, como arenas movedizas, me iba sumergiendo, cada vez mas, a medida que desesperadamente lo intentaba.
Poco después me rendí, y me precipite hasta el fondo, derrotado pero tranquilo, creo que llegue a aceptarlo.
Cuando abrí los ojos, todo había cambiado. La luz del día ya no tenia el brillo de entonces y apenas sentía el calor por la presencia del sol. El viento no acariciaba mi cara como antes y el olor de la tierra mojada ya no me producía la tranquilidad de tiempos pasados.
Todo se había vuelto de un aspecto liquido-cristalino, pero con una claridad perfecta que me dejaba ver mas allá de donde antes veía.
Comencé entonces a ver cosas que habían pasado desapercibidas para mi hasta aquel día, pequeños detalles que, por la velocidad a la que va el tren de la vida, apenas me había parado a observar antes.
Valores internos de los que desconocía de su existencia, que me producían una inquietud euforica, excesivamente incomoda y algo peligrosa.
El día que desperté, algo cambió....
Comentarios
Como bien dices, en este mundo que vivimos, vamos tan deprisa que ni siquiera tenemos tiempo para el dolor...a veces es necesario parar,incluso caer hasta el fondo para poder resurgir y empezar a mirar las cosas como si fuese la primera vez...
Felicidades por el Blog!
Como bien dices, en este mundo que vivimos, vamos tan deprisa que ni siquiera tenemos tiempo para el dolor...a veces es necesario parar,incluso caer hasta el fondo para poder resurgir y empezar a mirar las cosas como si fuese la primera vez...
Felicidades por el Blog!